Pero me sobran motivos para ser feliz. Sobre todo cuando estoy en los brazos de mis tres misses. Son tres gentiles damas a las que se llega cuando las cosas adquieren una claridad inusitada: Miss Antropía, Miss Oginia y Miss Eria; pero no las comparto, como hago con el resto de mis mujeres.
Eusebio Ruvalcaba, Una mosca devastada y deprimida sobreviviendo en un hilito de sangre